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Gracias por citar la fuente en cualquier reproducción que se haga de este material. D.R. Elías Blanco - Museo del Aparapita.

sábado, 26 de febrero de 2011

GUILLERMO BEDREGAL GARCIA


BEDREGAL GARCÍA, Guillermo (La Paz, Bolivia, 1954 - 1974).- Poeta.
Fue estudiante de Filosofía y Letras, falleció a los veinte años de edad víctima de un accidente, sin embargo ha logrado producir versos como el que dice "En esta instancia yo no conoceré mi calavera. / Sólo tú sabrás de mí cuando el olor de mi tierra sea el olor de mi cuerpo, / cuando mis esperanzas principien en la última piedra / arrojada por ti hacia tu alma, / cuando el olvido te pueble durmiendo cualquier niño / y cierta música te recuerde mi amor...".
Jaime Saenz conoció de cerca al autor (hizo el prólogo a sus dos primeros poemarios), y escribió en 1975: "Guillermo Bedregal, como hombre, supo estar siempre a la altura de Guillermo Bedregal, como poeta. Entender las cosas en su significación plena; enfrentarse con lo desconocido y mirar con totalidad la tiniebla; aprender a conocer los grandes terrores de la existencia; acercarse a las realidades profundas que la vida real nos ofrece. Tal el arduo trabajo del poeta; nosotros que conocimos a Guillermo sabemos cómo trabajaba. En silencio; con verdadera seriedad; pues no era de lo que se toman en serio".

LIBROS
Poesía: La palidez (1975); Ciudad desde la altura (1980); Empiezo a visitarte (2001).

Ref.- J. Saenz, prólogo a La Palidez, 10; R. Ortiz, "Fragmentos a un cometa", Mariposa Mundial, 1, enero de 2000, 7-10; J. I. Siles: "Homenaje al poeta G.B.G.", UH/Semana, 30.11.1984, 3; Blanco, Diccionario de Poetas, 2011, 37-38


COPYRIGHT: Elías Blanco Mamani

3 comentarios:

  1. Ficha del libro:
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    Título: Empiezo a visitarme
    Autor: Guillermo Bedregal García
    Editorial: Plural Editores
    ISBN: 99905-0-048-7
    Nro. Páginas: 197
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    Una de las satisfacciones que tiene el lector tiene ocasión cuando se encuentra con una voz que se distingue con claridad, cuando da con un autor que logra expresarse con un estilo propio y distintivo, sin que esto transmita alguna cuota de esfuerzo y menos aún de agobio en la generación y resolución de sus construcciones. Tal es el caso de Bedregal García, que en los tres poemarios que incluye este libro llega y nos lleva al límite de su propia mismidad, a través de una lírica cerrada y al tiempo desbordante mediante la cual cada idea queda mucho más potenciada.

    “Empiezo a visitarme”, primer poemario, lleva, entre otros señalamientos del autor “Verdadero descubrimiento de La Paz. Soledad”. Aquí, desde fuera podemos suponer sin temor a errar el impacto que importa el volver a una ciudad tras haber habitado en el extranjero, y desde ahí adentrarse en las simbologías y significantes de muchas de las construcciones que hacen a “la ciudad”. Sin embargo, quizás por aquello de que es lo particular lo que nos hace universales, el tratamiento y presentación del ámbito espacial y temporal como cuadro que hace suceda lo emocional, nos hace empatizar y convivir con la visión del autor.

    En el segundo poemario, “Enormidad del frío”, encontramos una suerte de búsqueda, si no ya investigación exhaustiva del autor acerca de sí mismo, pero, no sólo desde sí, sino desde el o los otros que le rodean, rozan o cercan; como también su mirada sobre la dimensión de lo externo al conectar, de mil modos, con él. A veces, solos somos diferentes que acompañados, tanto tú, como yo, o cambiamos un poco de tonalidades. Bedregal García explora estas tonalidades, y le es temprano para unos ojos ajenos, o necesita robarle su vestimenta al agua, todo, por capturar el tiempo, apaciguando relojes.

    El libro cierra con el poemario “Para el recuerdo del olvido”, en el que el autor profundiza con absoluta soltura nuevas y anteriores búsquedas. En la construcción “la presencia de ti en el muerto,/ mi existencia entre su tiempo y tu calor”, o aquella “Sólo con contemplarte algo o alguien se posee./ Pasas a ser motivo del abismo,/ y me duele el costado más olvidado de tu luz.”, por marcar algo, vemos cómo con sencillez se nos pone enfrente variables enormes desde un punto de vista que ofrece tres escenarios, dejando expuesta la posibilidad de que lo múltiple conforme la unidad.

    Desde lo poético, “Empiezo a visitarme” es un conjunto de poemas complejos en donde la libertad del ritmo va de la mano con la expresividad lograda, y en donde, casi paradójicamente la variedad de construcciones resaltan la sujeción a un intimismo constante. Desde lo literario, constituye una lectura que van a disfrutar los que tienen el hábito de cuestionar (y hasta problematizar) el origen último de las emociones y su manera de llegar a ser manifestadas, como también aquellos que gustan de encontrar una lógica aparentemente imposible entre aquello que salvo por una mirada profunda no pudiera llegar a tener conexión.

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